"Poder y razón": Columna semanal de Sergio Aguayo Quezada
Sergio Aguayo Quezada
saguayo@colmex.mx
Reforma
11 de agosto de 2010
Atropezones y en zigzagueos se sigue intentando el diálogo entre gobierno y
academia. Ejemplifico el momento con dos encuentros sobre los problemas de
inseguridad efectuados la semana pasada.
Al empantanarse la guerra contra el narco el presidente Felipe Calderón convoca
a la unidad nacional. Es un llamado tan insistente que en una breve alocución del
26 de junio se refirió en 12 ocasiones a la "lucha de todos", a "cerrar filas", a la
"corresponsabilidad", al "enemigo común", a "unir esfuerzos", etcétera. Cuando
la convocatoria es ignorada por la clase política convoca a cuatro diálogos
públicos con diversos sectores sociales. Comento aquí su encuentro con
académicos a partir del estratégico papel de la información.
El conocimiento especializado requiere de datos confiables y del oficio de los
académicos entrenados para procesarlos. Como en asuntos de seguridad nacional
no aplican las leyes de transparencia mexicanas, estamos ante una situación
peculiar. El grueso de la información la atesoran los políticos que ni le extraen la
esencia, porque carecen del tiempo y el oficio, ni la entregan a los académicos de
los cuales desconfían. Los científicos tampoco confían en la seriedad de los
políticos.
El viernes 30 de julio por la noche recibí la llamada de un funcionario para
invitarme al diálogo que tendría el Presidente con académicos cuatro días
después. Hubiera asistido de no haber tenido compromisos previos. Opino
basándome en lo aparecido en los medios y conversando con colegas que sí
estuvieron presentes. Lo primero a subrayar es la importancia concedida por el
Presidente al encuentro. A excepción de los militares, estuvieron presentes todos
los integrantes del gabinete de seguridad ¡durante cuatro horas y media! Fue una
presencia testimonial porque no dijeron nada en público. Sólo abrieron la boca el
Presidente y el director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional,
Guillermo Valdés, quien presentó un análisis bien fundamentado en suculentas
cifras (todos coinciden que fue lo mejor del evento).
La veintena de invitados se expresó con total libertad y cada uno tuvo cinco
largos minutos. Se defendió la despenalización de las drogas, se denunció la
ausencia del Estado de derecho, la indefensión ciudadana y el fracaso de la
estrategia gubernamental, y salió varias veces el reproche por la falta de datos
duros que, además, varían entre dependencias. Raúl Benítez Manaut,
investigador de la UNAM, entre otros, recuerda que el gobierno pide apoyo pero
no está dispuesto a compartir la información.
Fue un evento propio del presidencialismo tardío. En la página de Los Pinos sólo
aparece el texto de Calderón; no pusieron la elogiada presentación del director
del Cisen y tampoco está la versión estenográfica de lo pronunciado por los
académicos. Es una pena que terminara siendo la típica reunión-florero. Se invita
en la víspera a los académicos que se desahogan diciendo lo que debía ser si
imperara la razón, mientras el gobernante escucha y sonríe. En lugar de diálogo
estamos ante un rosario de monólogos. Lógicamente faltaron las conclusiones
que resumieran consensos y orientaran políticas públicas.
Una experiencia diferente fue la del Foro Internacional Hacia un Modelo Policial
para el México del Siglo XXI, realizado en Puerto Vallarta el 5 y 6 de agosto.
Convocaba el gobernador de Jalisco, el panista Emilio González Márquez, a
nombre de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago). Las invitaciones
fueron hechas con anticipación y las presentaciones, bien documentadas, tuvieron
un límite de ocho minutos. Quienes participamos fuimos instruidos sobre el
método a seguir y la audiencia podía expresar sus opiniones a través de un
artilugio electrónico. El resultado: síntesis y orden en las ideas y en el
conocimiento ahí expresado.
Pese a lo positivo del método usado en el foro jalisciense la seguridad nacional
sigue siendo prisionera de la grilla. En la reunión estaban anunciados otros
gobernadores que no se presentaron. Tal vez cancelaron su presencia porque son
académico-fóbicos o no querían darle espacio al gobernador jalisciense o quizá
deseaban ahorrarse el mayoritario rechazo a la desaparición de policías
municipales que, según informara Genaro García Luna en el mismo foro,
complementan su salario con dinero del crimen organizado.
Es imposible saber el efecto de estos diálogos en las políticas de seguridad. Es
indudable que serviría una interacción más sustanciosa entre poder y razón. Es
una pena que el desorden y la grilla la hagan inviable.
La Miscelánea
Por su vitalidad y su compromiso con la dignidad humana Germán Dehesa es un
curtido veterano de causas perdidas y algunas batallas ganadas. Es tanto lo que
ha dado a este país que se merece homenajes como el que le rendirá la Ciudad de
México este miércoles 11 de agosto, a las ocho de la noche en el Teatro de la
Ciudad. El jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, le dará la medalla de Ciudadano
Distinguido.
www.sergioaguayo.org
Sergio Aguayo Quezada
saguayo@colmex.mx
Reforma
11 de agosto de 2010
Atropezones y en zigzagueos se sigue intentando el diálogo entre gobierno y
academia. Ejemplifico el momento con dos encuentros sobre los problemas de
inseguridad efectuados la semana pasada.
Al empantanarse la guerra contra el narco el presidente Felipe Calderón convoca
a la unidad nacional. Es un llamado tan insistente que en una breve alocución del
26 de junio se refirió en 12 ocasiones a la "lucha de todos", a "cerrar filas", a la
"corresponsabilidad", al "enemigo común", a "unir esfuerzos", etcétera. Cuando
la convocatoria es ignorada por la clase política convoca a cuatro diálogos
públicos con diversos sectores sociales. Comento aquí su encuentro con
académicos a partir del estratégico papel de la información.
El conocimiento especializado requiere de datos confiables y del oficio de los
académicos entrenados para procesarlos. Como en asuntos de seguridad nacional
no aplican las leyes de transparencia mexicanas, estamos ante una situación
peculiar. El grueso de la información la atesoran los políticos que ni le extraen la
esencia, porque carecen del tiempo y el oficio, ni la entregan a los académicos de
los cuales desconfían. Los científicos tampoco confían en la seriedad de los
políticos.
El viernes 30 de julio por la noche recibí la llamada de un funcionario para
invitarme al diálogo que tendría el Presidente con académicos cuatro días
después. Hubiera asistido de no haber tenido compromisos previos. Opino
basándome en lo aparecido en los medios y conversando con colegas que sí
estuvieron presentes. Lo primero a subrayar es la importancia concedida por el
Presidente al encuentro. A excepción de los militares, estuvieron presentes todos
los integrantes del gabinete de seguridad ¡durante cuatro horas y media! Fue una
presencia testimonial porque no dijeron nada en público. Sólo abrieron la boca el
Presidente y el director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional,
Guillermo Valdés, quien presentó un análisis bien fundamentado en suculentas
cifras (todos coinciden que fue lo mejor del evento).
La veintena de invitados se expresó con total libertad y cada uno tuvo cinco
largos minutos. Se defendió la despenalización de las drogas, se denunció la
ausencia del Estado de derecho, la indefensión ciudadana y el fracaso de la
estrategia gubernamental, y salió varias veces el reproche por la falta de datos
duros que, además, varían entre dependencias. Raúl Benítez Manaut,
investigador de la UNAM, entre otros, recuerda que el gobierno pide apoyo pero
no está dispuesto a compartir la información.
Fue un evento propio del presidencialismo tardío. En la página de Los Pinos sólo
aparece el texto de Calderón; no pusieron la elogiada presentación del director
del Cisen y tampoco está la versión estenográfica de lo pronunciado por los
académicos. Es una pena que terminara siendo la típica reunión-florero. Se invita
en la víspera a los académicos que se desahogan diciendo lo que debía ser si
imperara la razón, mientras el gobernante escucha y sonríe. En lugar de diálogo
estamos ante un rosario de monólogos. Lógicamente faltaron las conclusiones
que resumieran consensos y orientaran políticas públicas.
Una experiencia diferente fue la del Foro Internacional Hacia un Modelo Policial
para el México del Siglo XXI, realizado en Puerto Vallarta el 5 y 6 de agosto.
Convocaba el gobernador de Jalisco, el panista Emilio González Márquez, a
nombre de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago). Las invitaciones
fueron hechas con anticipación y las presentaciones, bien documentadas, tuvieron
un límite de ocho minutos. Quienes participamos fuimos instruidos sobre el
método a seguir y la audiencia podía expresar sus opiniones a través de un
artilugio electrónico. El resultado: síntesis y orden en las ideas y en el
conocimiento ahí expresado.
Pese a lo positivo del método usado en el foro jalisciense la seguridad nacional
sigue siendo prisionera de la grilla. En la reunión estaban anunciados otros
gobernadores que no se presentaron. Tal vez cancelaron su presencia porque son
académico-fóbicos o no querían darle espacio al gobernador jalisciense o quizá
deseaban ahorrarse el mayoritario rechazo a la desaparición de policías
municipales que, según informara Genaro García Luna en el mismo foro,
complementan su salario con dinero del crimen organizado.
Es imposible saber el efecto de estos diálogos en las políticas de seguridad. Es
indudable que serviría una interacción más sustanciosa entre poder y razón. Es
una pena que el desorden y la grilla la hagan inviable.
La Miscelánea
Por su vitalidad y su compromiso con la dignidad humana Germán Dehesa es un
curtido veterano de causas perdidas y algunas batallas ganadas. Es tanto lo que
ha dado a este país que se merece homenajes como el que le rendirá la Ciudad de
México este miércoles 11 de agosto, a las ocho de la noche en el Teatro de la
Ciudad. El jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, le dará la medalla de Ciudadano
Distinguido.
www.sergioaguayo.org
Comentarios
Publicar un comentario